El día de hoy traje para compartir contigo un cuento breve de un autor que habitualmente recomiendo que es Mario Benedetti y vamos a comentar un poco su vocabulario y algunas otras cuestiones. El cuento se llama El hombre que aprendió a ladrar.
El cuento comienza de la siguiente manera. Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. En primera instancia quiero aclarar que la palabra arduo implica algo tedioso y difícil de hacer.
La palabra pragmático tiene que ver con la práctica. Aparentemente el aprendizaje de nuestro personaje lo hizo practicando mucho. Cuando hablamos de lapsos de desalineamiento, aparentemente fueron lapsos en los cuales no trabajó lo suficiente como para lograr su objetivo. Por eso estar a punto de implica un acercamiento muy profundo a el al desistir. Algo desistir es sinónimo de renunciar, pero cuando estamos hablando de intenciones. Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir, pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar.
La perseverancia es la capacidad de las personas de continuar insistiendo en algo a pesar de un posible fracaso. Raimundo entonces aprendió a ladrar, no a imitar ladridos como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. Ladrar, por si no conoces este verbo, es el sonido que hacen los perros. Cuando ven a alguien que no conocen o cuando conocen también. Por eso a veces ladran porque quieren jugar, por ejemplo. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Impulsar significa empujar, motivar a alguien a hacer algo.
Ante sus amigos se autoflagelaba con humor. Autoflagelarse. Este verbo es bien interesante porque es un verbo complejo. Lo que primero quiero explicar es su estructura. Autoflagelarse es un verbo reflexivo doble, digamos, porque lo correcto sería flagelarse, es causarse dolor a uno mismo. Es una práctica que hoy por hoy no existe, que proviene de hasta donde sé de la iglesia católica, cuando las personas hacían penitencias, es decir, ayunos, dejaban de comer por mucho tiempo, castigaban su cuerpo también como forma de redención a su Dios, verdad, al Dios católico. Sin embargo, el prefijo auto le da un doble sentido de reflexividad. Entonces tenemos esto de se autocastigaba, es un sinónimo posible. Ante sus amigos Raimundo se autoflagelaba con humor.
La verdad es que ladro por no llorar. Y esta cita, que aparentemente es lo que decía Raimundo, la verdad es que ladro por no llorar, es una frase graciosa porque tiene su origen, en realidad es una frase bastante habitual para nosotros en el río de la plata, que dice algo así como río por no llorar. Lo dicen las personas o lo decimos las personas que ante una situación muy estresante, muy difícil, muy compleja, reaccionamos con humor y hacemos humor con cosas que tal vez lo lógico sería no hacer humor, sobre todo desgracias propias, ¿no? Un ejemplo específico podría ser si me caí, me lastimé una rodilla, bueno, en fin, puedo reaccionar con humor haciendo un chiste al respecto de mi caída, porque en lugar de llorar porque me duele o porque hice el ridículo, decido simplemente reír y, bueno, la situación es más fácil de llevar de esa manera. Puede ser algo pragmático como esto o también puede ser algo más abstracto. Seguimos. Ante sus amigos, entonces, se autoflagelaba con humor.
La verdad es que ladro por no llorar. Acá podemos hablar un poquito sobre su vida, tal vez su vida no era lo suficientemente feliz y por eso decide ladrar, porque realmente de otra forma lloraría. Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros.
Amor es comunicación. El amor franciscano otra vez hace referencia al mundo católico, puesto que la orden franciscana fue fundada en el siglo XIII por San Francisco de Asís y este santo, San Francisco de Asís, es el patrono de los animales, es decir, es el protector de los animales. Por este motivo, el narrador habla de que este personaje tiene un amor casi franciscano hacia sus hermanos perros, un amor muy devoto.
Amor es comunicación. ¿Cómo amar entonces sin comunicarse? Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y algo más extraordinario aún, él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día, Raimundo y Leo se tendían por lo general en los atardeceres bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales.
Quiero hablarte del verbo tenderse. Tenderse es algo así como acostarse, pero es algo más casual y uno no lo hace con la intención de dormir, sino de descansar. Uno puede tenderse en el sofá a ver una serie o una película.
La glorieta es un lugar que tienen los jardines y los parques, usualmente circular, con un techo que se utiliza para sombra en general o para que alguna planta pueda crecer y apoyarse, es decir, sostenerse, trepar por su madera o sus columnas de hierro. Continúo. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.
Sagaz es un adjetivo casi sinónimo a inteligente. Sagaz es sinónimo en realidad de perspicaz, es decir, personas que son inteligentes pero para interpretar situaciones. Inteligencia, digamos, emocional o social.
La inteligencia en general se asocia a lo abstracto, a las matemáticas, a ese tipo de situaciones. La palabra sagaz tiene más que ver con lo social. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.
Por fin, una tarde se animó a preguntarle en varios sobrios ladridos. Sobrio también es un adjetivo neutro y tiene dos significados. En este caso, sobrio significa con pocas palabras.
Alguien sobrio es alguien directo, bien, que no necesita muchas palabras o muchos rodeos para explicar algo y se utiliza con el verbo ser. Ser sobrio. Ahora, la palabra sobrio también tiene que ver con el no consumo de alcohol. En ese caso, acompaña el verbo estar. Cuando alguien está sobrio significa, por ejemplo, que ha dejado de beber alcohol porque ha tenido problemas, tal vez, y se rehabilitó. Por tanto, se ha mantenido sobrio o está sobrio desde hace varios años.
Continúa entonces. Por fin, Raimundo, una tarde, se animó a preguntarle en varios sobrios ladridos. Dime, Leo, con toda franqueza, ¿qué opinas de mi forma de ladrar? La palabra franqueza significa, precisamente, honestidad. Raimundo está pidiéndole a su amigo perro que sea honesto consigo y que le diga si realmente su ladrido es bueno o no. Le está pidiendo su opinión. Con respecto a la acentuación, ¿qué opinas?, tal vez, te ha llamado la atención.
Y sí, en realidad, lo lógico sería que Raimundo le preguntase algo así como, ¿qué opinas de mi forma de ladrar? En este caso, la acentuación en el verbo opinar, en un lugar que no es el habitual, tiene que ver con la forma de escribir de nuestro autor. Yo no sé si tú lo conoces, Mario Benedetti es un escritor uruguayo, bien. Al ser rioplatense, tiene el acento que tal vez tú lo conoces como argentino. Yo prefiero llamarlo rioplatense porque en realidad no... bueno, por algunas cuestiones técnicas que tal vez en otro podcast lo explique. Esta acentuación en un lugar no habitual de los verbos es algo típico del acento del Río de la Plata, de Buenos Aires y de otras ciudades de Montevideo también. Y si bien es curiosa cuando un extranjero la escucha, sobre todo por primera vez, no es difícil de comprender.
Simplemente tiene una acentuación diferente. Por eso, este es uno de los motivos por los cuales traje este cuento, porque personalmente Benedetti es un escritor que realmente a mí me gusta mucho, pero también tiene unos textos, unas obras muy interesantes y para estudiantes puede llegar a ser un lindo desafío. La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera. Escueto significa breve. La respuesta de Leo fue, yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras todavía se te nota el acento humano.
Así termina nuestro cuento con la respuesta de Leo. Y elegí este cuento porque precisamente habla de acentos, habla sobre esto de imitar a alguien en cómo habla, que no es el caso de Raimundo. Raimundo no imita a los perros, sino que habla su lenguaje.
Y bueno, es una cuestión que a mí me llama mucho la atención porque ya en otro podcast hablé al respecto de lo que significa para alguien aprender un idioma, un idioma nuevo, todo el desafío que implica. Y justo este cuento habla de estas cosas. Es decir, ¿es importante en realidad que se note el acento humano que es el origen de Raimundo? ¿No es suficiente para este perro que su amigo se haya tomado el tiempo para poder aprender su idioma? Esa es una lectura posible.
Pero hay otra que también me interesa, que es la más profunda tal vez, que tiene que ver con esta división que a veces hay personas que hacen entre los seres humanos y los animales. Los animales tienen esa particularidad de no tener maldad. En realidad todas las cosas que hacen, lo hacen por instinto, ya sea por supervivencia o ya sea por hambre.
Los animales no matan ni lastiman a otros por placer, por puro gusto. Esa es la parte que me resulta interesante de este cuento, porque nos plantea qué nos pasa a los seres humanos en tiempos de hoy que miramos hacia afuera. Y este cuento me gusta y lo elegí precisamente porque rescata toda esa inocencia, toda esa bondad que tienen los animales, que a mí me parece que tenemos que volver un poco a ese lugar.
Seguramente si estás escuchando este podcast y te gustan los animales o eres animalista o tal vez eres vegetariano, coincides conmigo. O tal vez no, yo no soy vegetariana, pero sí defiendo la bondad de las personas. Y creo que algo nos está pasando últimamente que miro hacia afuera y en el mundo veo cosas demasiado tristes, lo que no deberían estar sucediendo.
Básicamente quise traerte este cuento para compartir un poquito de mi experiencia con los animales. Espero que lo hayas disfrutado. Recuerda que la transcripción de este y de todos mis podcasts los tienes disponibles en forma gratuita en nuestro sitio web www.spanishfluencyacademy.com. Allí también tienes información sobre nuestros cursos y también te puedes contactar conmigo a través de las redes sociales, de Instagram y de Facebook. También me puedes escribir sugiriendo alguna lectura, sugiriendo algún tema del que quieras que hable. Por tanto, hasta aquí va nuestro podcast. Mi nombre es Sonia.
Gracias por estar allí. ¡Hasta el próximo episodio!